Ribes sanguineum |
Me encanta el rosa por su feminidad. Es el color del deleite. En la foto hay un grosellero florido cuya vida en flor es temprana y corta. Huele a Ribena, una bebida de grosella negra aquí en el Reino Unido. Con esta flor se puede hacer un sabroso jarabe para tortitas o para rociar pasteles. Puedes hacer un "champán". El año pasado por estas fechas preparé esta bebida, así que probablemente sea lo que mamá está disfrutando en la foto de arriba.
Hay algo delicioso en ser invitado a bailar por la mirada: primero, el riesgo emocional que ambas partes soportan antes de la síntesis, el premio del otro.
Tirsesias vivia primero como hombre y luego como mujer, por lo que podía responder a la pregunta de Zeus y Hera, de si el sexo era mejor como hombre o como mujer.
Bailando tango, he sido tanto invitante como invitada. Incluso, a menudo, he sido invitada pero luego me he encontrado con que él, y ocasionalmente ella, esperaba que yo les llevo, algo desconcertante. Así que creo que puedo decir que es más exquisito ser elegida que elegir. La parte más feminizante de todo esto no se trata de vestirse bien, tampoco es el comportamiento para atraer una invitación, es el hecho de ser elegida. Los hombres no se lo pierden, porque las mujeres les eligen señalando su interés.
A este agradable juego se añade la sutileza, la rapidez y lo efímero de todo ello. Parpadea, gira la cabeza, ten una duda, consulta el teléfono y podrías perderlo todo.
Si te cuesta recordar la respuesta de Tiresias, hay muchas variantes de la historia, pero en una de las versiones clásicas dijo: "De diez partes, el hombre sólo disfruta de una". Por ello, Zeus le cegó, pero, quizá lamentando aquella impetuosidad, también le concedió el don de las siete vidas y de la profecía.
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