Nick Kenrick |
Mi amiga baila muy bien a pesar de ser novata. Fuimos a una milonga pero estaba explotado de gente así que nos desplazamos al escenario, donde había sitios para sentarse y más espacio. Pero, como no era conocida en aquel lugar, no recibía invitaciones para bailar y empecé a preocuparme por ella.
Le pregunté al “espíritu libre”, que conoce a todo el mundo y baila en todas partes cómo podíamos ayudar a mi amiga a bailar. Dijo: Debería bajarse del escenario. Parece demasiado lejana ahí arriba. Las invitaciones no se dan mucho en los distintos niveles. Podría sentarse en una mesa distinta en cada tanda, charlar con la gente.
Ella me contó que cuando empezó a ir a la milonga, hace algunos años, pasaron cinco meses para que la sacaran a bailar. Un día, un tipo le dijo: Te conozco. Pero no hemos bailado, ¿verdad? Pasaron dos meses y medio hasta que él la sacó a bailar.
Ella puso en práctica un plan para lograr su objetivo de bailar: ser sociable.
No es de extrañar que la gente nueva cuando está sola no encuentre en la milonga un refugio. Es mejor ir a la milonga con amigos y una vez ahí, conocer a la gente porque los bailes no siempre aparecen por sí solos.
Estoy muy agradecida a Juan Carlos por su ayuda con la traducción. Cualquier error restante es sólo mío.
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